viernes, 28 de agosto de 2009

Rock´n´Roll Music II


..Y el portazo trajo consigo aun tipo alto, con no más de 40 primaveras a sus espaldas, pero se le notaba joven. Su pelo de color negro y bastante sucio, lucia una bandana roja a modo de karateka que le daba el toque Rock´n´Roll que tanto andaban buscando.
- Chico, por lo que veo eres tu el que estas agrediendo a la guitarra; gruñó, escapándosele algún salivazo
-Si señor, estaba intentando componer una canción, ya sabe-le contesté sin saber bien que decir- Pero no me encuentro especialmente inspirado hoy, bueno ni ayer ni nunca, pensaba que las letras eran lo mío pero mucho me temo que no estaba en lo correcto
- A ver chico- levanto mi guitarra de un plumazo y tocó un par de cuerdas- lo primero de cuando empiezas a componer y a tocar a guitarra es ponerle un nombre a tu propia guitarra
Yo entonces me quede perplejo. ¿Un nombre a mi guitarra? De que habla este pirado...
-¿Un nombre... señor?
- Si hijo. ¿Sabes como se llama la mía? La primera que tuve se llamó Patty. ¿Sabes porque? No se ni porque te lo pregunto, no lo sabrías ni aunque fueras mi madre. Porque la primera guitarra es siempre como el primer beso, nunca se olvida. Y tú dime, ¿aún no le has puesto un nombre a la tuya?

jueves, 27 de agosto de 2009

Rock´n´Roll Music


Esta vez contare la historia como paso, no empezaré con la típica frase introductoria érase una vez o era un día, porque esta no es la típica historia. Era esa calurosa primavera del 69, yo estaba embravecido en aquella loca moda que era el Rock´n´Roll, que para mi consistía básicamente en dejarme el pelo crecer hasta que el flequillo me tapaba los ojos cuando caía el agua sobre mi cabeza y tomar LSD como si fueran gominolas intentando tocar la guitarra colocado. El festival de Woodstock estaba aun tiro de piedra y todos soñábamos con ver tocar a Hendrix. Yo yacía ahí, tirado en ese tugurio de habitación, era mi cueva, nadie hubiera dicho nunca que fuera eso una habitación de residencia sino más bien mi propia habitación de mi casa

Le pegaba el último trago a la cerveza, ese en el que siempre piensas el porque las cosas buenas siempre se acaban pronto, y me armé con mi guitarra. Mis dedos bailaban sobre ella, intentando imitar a mis ídolos, deseando componer alguna canción que fuese a ser recordada.

Y Fue entonces cuando escuche un portazo