domingo, 10 de enero de 2010
Parte 3.1: Here, There , Everywhere
Aire. Me falta aire. Me falta oxígeno. Me falta comprender. Me falta entender.
No era capaz de asimilar lo que acababa de leer. Desde luego que no. Sólo pensar la idea de que no volvería a ver a Paul en la vida me apretaba el corazón, como si fuera agarrado fuertemente por una mano que intentaba exprimirlo. Paul, ¿De vuelta a Londres? No podía ser, no. ¿Así tan de repente? A lo mejor era un bromista de mal gusto.No. Demasiado mal gusto para ser un bromista pensé.
No dude un segundo en correr hacia mi habitación, agarrar el abrigo y coger el bolso, meter en él la carta y salir disparada hacia la calle. No pensaba en perder un solo minuto. Salí corriendo de la residencia hasta la parada de bus, pero la nieve que había en el suelo me ralentizaba. Podía girarme y ver mis huellas plasmadas en la nieve, un molde exacto de lo que era Paul en mi vida, alguien que había dejado huella. Me subí en el bus con gran decisión y llegué a la estación. Entré corriendo por las escaleras principales pisando los escalones repletos de nieve oscura, casi resbalándome por descuido y fui corriendo a comprar el billete y me subí en el tren. Me senté sola y el viaje duró más de lo que pensaba. Todo me recordaba a Paul. Todo era Paul. Miraba a través de la ventana para intentar distraerme y veía como todo pasaba rápido alrededor mía, con cierta distorsión, y no hacía más que recordar momentos vividos con él. Mi mente viajaba a su placer en otro tren y todo mi mundo se estaba desbaratando, cayendo como cae una hoja a merced del viento, como se hunde una piedra lanzada al mar. Era un viaje hacia mi destino, en busca de lo que yo consideraba mi felicidad.
Cuando me bajé del tren ya estaba todo oscuro, y la nieve del suelo había desaparecido. Creía que recordaba el camino a casa de Paul, pero no era así. Dí muchas vueltas hasta reconocer que estaba perdida. Creía recordar una estatua de una mujer con los ojos vendados cerca de su casa, pero tampoco lograba encontrarla asíque decidí preguntar a los lugareños, que me indicaron el camino.
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